18 de marzo de 2010

Microrrelatos

 Algunas ideas para conseguir dotar de brevedad un relato son:
  • Que tenga un desenlace rápido, sirviéndonos, por ejemplo, de una palabra extraña, lo cual puede ayudar a la concisión y tener un efecto humorístico.
  • Hacer uso de la elipsis.
  • Jugar con un lenguaje que posea doble sentido.
  • Ubicar elementos familiares dentro de espacios inesperados.
  • Situar el texto sin preámbulos dentro de un código o contexto sorpresivo o en desuso.
  • Parodiar textos o contextos familiares.
  • Hacer uso de la intertextualidad literaria, por ejemplo, citando elementos pertenecientes a textos literarios ya conocidos y confrontándolos con la nueva realidad textual.
Estos consejos están tomados de uno de los blogs del IES Sierra de Leyre, de Sangüesa, donde encontrarás, además algunos ejemplos de microrrelatos.

Los microrrelatos que aparecen a continuación proceden de La biblio de los chicos, os pueden servir de modelo para los vuestros. Pinchando en los nombres de sus autores podréis leer otros microrrelatos escritos por ellos.

La bruja vestida de negro, con sombrero en punta, nariz ganchuda y verruga llena de pelos, lechuza al hombro, espalda encorvada y diente solitario entre los labios de color violeta, echó algunas porquerías más en el caldero que ya olía a podrido, le pegó una patada al gato, miró el último huesito humano que quedaba en un rincón, se aseguró de que fuera bien de noche, agarró la escoba y pateando cucarachas salió a buscar algún otro chico para comerse en la cena.
Afuera la esperaba una comisión de la Asociación Pro Relatos Infantiles Políticamente Correctos, que con una orden del juez la llevó a un centro de rehabilitación.
Eduardo Abel Jiménez

Recorrió la habitación con el aerosol, rociando los rincones, los zócalos, encima de la cama, abajo de la cama, las dos mesitas de luz, las puertas del placard, el interior del placard, las molduras del cielo raso. Cuando terminó, trajo un tupper grande y unas pinzas de depilar, y empezó la búsqueda. Paralizados y corporizados por el líquido del aerosol, los pequeños fantasmas eran fáciles de atrapar. Abría por ejemplo un cajón del placard, metía las pinzas y sacaba uno o dos fantasmitas temblorosos y chorreantes, que iban a parar al tupper. Así y todo, le llevó no menos de una hora llenar el tupper de fantasmas. Ahí dio la cosecha por terminada.
Entonces fue a la cocina, cubrió el tupper con una película plástica y lo metió en el microondas. Bip, bip, bip: cinco minutos. Mientras pasaba el tiempo colgó la ropa lavada, puso agua para un café, fue al baño. Cuando los cinco minutos se cumplieron sacó el tupper y le quitó la película protectora. Ahora los fantasmitas parecían hechos de porcelana, con dos diminutos ojos negros pintados y el resto cubierto de barniz blanco.
Durante el fin de semana los vendería a dos pesos cada uno en la feria artesanal.
Eduardo Abel Jiménez

El-que-me-pega-en-los-recreos vino hoy con la mano enyesada; no sé si eso es bueno o es malo…
Andrés Sobico

La de inglés me está hablando, me doy cuenta porque dijo algo parecido a mi nombre pero con el acento cambiado; por la entonación me doy cuenta que me acaba de preguntar algo; mentalmente tiro una moneda al aire que cae ceca y entonces respondo: —Iés, misis Cécil —(mi pronunciación es buena).
Por el tono de mísis Cécil me doy cuenta que acerté, que me está felicitando ante mis compañeros. Entonces es cuando, sonriente, me da una tiza y me señala el pizarrón…
Andrés Sobico

Lao Chi
En un glorioso día, envuelto por un silencio de acero, Lao Chi camina entre los ventanales de papel de arroz hasta llegar a la sala. Se sienta sobre el tapete rojo. Los sirvientes le traen el licor de arroz, el agua de arroz para lavar sus manos, y el cuenco con arroz.
En la lenta ceremonia, Lao Chi toma los palitos con la diestra, los entierra en el cuenco y se los lleva a la boca, pero el arroz se cae. Imperturbable, mete otra vez los palitos en el cuenco y se los lleva a la boca, pero el arroz se cae. Levanta la mirada y con un mínimo gesto manda decapitar al cocinero.
Desde entonces, en China, el arroz se come apelmazado.
Silvina Rocha

4 comentarios:

Olivier Franconetti Benamor dijo...

...qué es poesia?!...

salud!

María dijo...

Excelentes los microrrelatos. Me gustaría saber la edad de los autores.

Elisa dijo...

Estos microrrelatos, sacados de La biblio de los chicos están escritos por autores adultos y destinados a niños y jóvenes.

María dijo...

María

Muy buenos, el tercero me recuerda a este:
http://microrecits.blogspot.com/2012/11/blog-post.html